REALIDAD AUMENTADA: ¿DE UTILIDAD EN EL QUIRÓFANO?

La realidad aumentada es una tecnología introducida hace unos años que permite optimizar aquello que percibimos a través de nuestros sentidos mediante la introducción de información adicional generada por dispositivos externos. Un ejemplo de esta tecnología son las Hololens® de Microsoft™ (en la foto que ilustra esta entrada), unas gafas que proyectan hologramas (imágenes en tres dimensiones) mediante el uso de aplicaciones.

Ejemplos cotidianos involucrarían la recepción de información más completa en la visita a un museo, esquemas adicionales y conceptos relacionados al leer un libro de texto, o los nombres de las especies de árboles y pájaros al explorar un parque natural.

En el caso de la cirugía, esta tecnología podría ser de gran utilidad, al poderse proyectar las constantes del paciente, referencias anatómicas y pruebas complementarias dentro del campo visual. El reto fundamental que existe es su integración en la asepsia del quirófano, por lo que deberían desarrollarse formas de interactuar con el dispositivo que no la comprometan: reconocimiento de voz, de gestos y de movimientos musculares (mediante electromiografía), así como pedales y mandos estériles podrían ser una solución.

Queda, no obstante, mucho por desarrollarse de esta tecnología que, lejos de ser una antagonista de la realidad virtual -como algunos grupos la pretenden mostrar-, la complementa y completa.


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